Qué
difícil es decir adiós
cuando
de ilusiones se trata
la
sola idea de pensar
en
lo que pudo ser y no fue.
Guardados
en momentos
que
solo quedan para la posteridad
experiencias
de nostalgia y dolor
que
nos acompañan
tras
el adiós.
No
para siempre
pero
si en una parte del camino
mirada
indiferente
actitud
igual
deseo
caprichoso
que
se extingue
en
el mar del olvido.
Con
el solo recuerdo
de
tu cuerpo
como
cementerio de
palabras
muertas
y
recuerdos que hieren
isla
en océanos de sueños.
Depósito
de desenfrenos
con
aroma a mujer
y
con la pasión en la textura
diciendo
adiós.
Del poemario Shakespeare y Yo
William Guillen